La diferencia entre mitos y falacias estriba en que la falacia es un argumento falso, pero aparentemente válido. Mientras que el mito son explicaciones relativas a fenómenos los cuales se desconoce su naturaleza.
Tanto los mitos como falacias sexuales se han heredado de generación en generación y se han transmitido como verdades aceptables.
Estos mitos y falacias se han ido modificando a lo largo de la historia, pero hoy en día muchos de ellos se siguen escuchando y pueden llegar a causar altos niveles de ansiedad, afectar a la salud sexual, el bienestar personal y el disfrute de la sexualidad.
Los medios de comunicación se convierten en una fuente importante de búsqueda de información para derribar los mitos y falacias que se instauran en la sociedad, pero a la vez, se convierten en muchas ocasiones un medio por el que fácilmente pueden afianzarse más. Por ejemplo vemos constantemente como en películas y series expresan la sexualidad a través del coito. Lo que hace que se reduzca a la sexualidad como genital.
Aquí exponemos varios mitos y falacias y explicamos porque motivo son falsos
Es FALSO que, un hombre debe tener una erección total para tener orgasmo y eyacular. La eyaculación en un hombre puede darse después de alcanzar el orgasmo o incluso no darse, es decir, se puede tener un orgasmo y no expulsar semen. Pese a que en la mayoría de los hombres suele estar unido eyaculación y orgasmo, no siempre es así.
Es FALSO que, las personas afrodescendientes gozan de un mayor impulso y potencia sexual. Esta falacia está fundada y relacionada por la errónea creencia que los hombres afrodescendientes tienen el tamaño del pene por encima de la media (Media española, en este caso). Si nos basamos en la ciencia, una correlación entre altura, peso corporal y tamaño del pene, evidentemente un afroamericano de dos metros tendrá un pene más grande de un español que pese la mitad. Pero esto nada tiene que ver con su color o con su raza. El deseo o impulso sexual no se puede generalizar, es de carácter individual y nada tiene que ver con el color de piel.
Es FALSO que la ausencia del himen prueba que una mujer no es virgen. Cada mujer es diferente y cada himen es diferente, existen diferentes tipos de himen e incluso ausencia de este. Se han descrito casos de mujeres que nacieron sin himen y en otros esta membrana se rompe antes de comenzar las relaciones sexuales (Ej. Con un golpe), en otros casos es tan flexible que se mantiene intacto incluso después de tener penetraciones.
Es FALSO que una mujer adulta y madura debe tener siempre un orgasmo durante la penetración. Es cierto que las paredes vaginales con la edad se hacen más flexibles y esto puede dar lugar a mayor satisfacción en la penetración, pero eso no significa que se deba tener un orgasmo siempre que se realice el coito. Hay mujeres que requieren de la estimulación del clítoris para llegar al orgasmo y esto es independiente de la edad, pero no de la persona.
Es FALSO que las mujeres multiorgásmicas no existen. Hay mujeres que tras el orgasmo el periodo de energía decae o sienten la zona de los genitales extremadamente sensible y después del clímax no quieren continuar. El periodo refractario de la mujer es mucho más corto que el del hombre, por lo que esta puede tener múltiples orgasmos. Muchos sexólogos indican que los motivos en los que una mujer es multiorgásmica o no, se basan en el conocimiento que tienen de su propio cuerpo y de la práctica.
Es FALSO que las relaciones sexuales durante la menstruación tienen el peligro de infección o contaminación. La sangre de la menstruación es sangre sana, no contaminada o infectada. Las relaciones sexuales con la regla conllevan beneficios; Ej. Lubricación natural, alivio, para algunas mujeres mayor excitación, etc. Lo que, si es cierto, es que tener relaciones sexuales con el periodo aumenta el riesgo de transmisión sexual.
Es FALSO que solo las personas sin pareja sexual se masturban. La masturbación se considera un acto necesario para conocerse a uno mismo, nada tiene que ver con tener pareja o no. Las personas que tienen pareja también lo practican y es igual de licito que aquellas que no tienen.
Es FALSO que la relación sexual sólo es plena cuando hombre y mujer llegan al orgasmo simultáneamente. Las relaciones sexuales plenas no se basan en exclusiva en el orgasmo, sino en el proceso hasta llegar a él. Muchas personas se sienten plenas sexualmente sin necesidad de orgasmar. Llegar al orgasmo simultáneamente puede ser satisfactorio para ambos miembros de la pareja, pero esto no significa que es en el único momento que la satisfacción es plena. La satisfacción individual hace que cada uno sienta plenitud con distintos tipos de actos y de placer.
Es FALSO que existen normas que establecen lo que es normal y anormal en sexualidad. Es cierto que existen normas sociales que nos indican que es normal y anormal en la sexualidad, pero estas normas están basadas en falacias y pensamientos tradicionales en los que limitan la sexualidad de cada persona. Las normas que establecen “lo normal” deben ser delimitadas por la pareja que mantiene el acto sexual, y siempre que ambos estén de acuerdo será un acto sexual normalizado.
Es FALSO que la relación sexual es siempre natural y espontánea. En muchos encuentros sexuales las relaciones son naturales y espontaneas, pero en muchos otros hay que buscar el momento idóneo e incluso precipitarlo. Las situaciones de cada uno son diferentes y para las parejas con una vida laboral y social más amplias es necesario la búsqueda de estos momentos, los cuales pueden ser igual de placenteros que los espontáneos.
Es FALSO que la educación sexual potencia que se tengan relaciones sexuales más tempranas. La educación sexual no potencia que se tengan relaciones sexuales más tempranas, las nuevas generaciones disminuyen la edad media con respecto a la perdida de la virginidad, pero esto no se debe a una educación sexual, sino todo lo contrario. Lo que potencia esta educación es la responsabilidad sexual y el conocimiento de medios para llevar a cabo una vida sexual saludable y satisfactoria.
Es FALSO que las personas afectadas del corazón pueden tener relaciones sexuales con tal que permanezcan físicamente inactivos durante el coito. El medico es el que tiene que indicarlo. El acto sexual conlleva por lo general menos esfuerzo que las pruebas que el médico puede realizar durante la consulta, por lo que será este quien determine si la persona está preparada para mantener relaciones sexuales, independientemente de permanecer activos o pasivos durante el coito, ya que son muchos los factores que influyen en el aumento de la presión cardiaca; la excitación, ingesta de alimentos con anterioridad, la pareja sexual, etc. Este mito es fundado por un desconocimiento anatómico en el que se cree que los actos sexuales a cierta edad pueden afectar al corazón.
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